Todos hemos escuchado alguna vez los terrores de comprar un «mal» coche de segunda mano. En el imaginario colectivo hay reparaciones costosas, inversiones truncadas y ofertas-timo que hacen que nos resistamos a comprar de segunda mano algo tan importante como un coche y que tendamos a atribuir compras exitosas de amigos y conocidos a la suerte más que a otras cosas.
Introducción al limón
En EE.UU. se considera un limón a un coche defectuoso vendido con malicia. Suelen ser ofertones que hacen que el consumidor se lance a por ellos y que luego se encuentren con problemas que hacen que su nuevo y flamante vehículo no valga nada.
De hecho, existe una ley conocida familiarmente como la Ley del Limón que introduce criterios para definir cuando un concesionario o una marca tienen que recomprar al consumidor un vehículo considerado como un limón.
El origen del término Mercado de los limones se remonta a 1970, cuando el economista George Akerlof escribió un artículo explicando los fallos de la economía, en concreto debido a la asimetría de la información.
El mercado de los limones
El problema que se nos presenta es sencillo y está expresado perfectamente en este artículo de policonomics:
Se nos presenta el problema de alguien que quiere comprar un coche, y decide explorar el mercado de automóviles usados para buscar una ganga. El mercado en sí se compone de dos tipos de coches: los que se venden de buena fe y los que se están vendiendo por ser poco fiables: estos son los llamados ‘limones’ (en el argot de Estados Unidos). El vendedor, por supuesto, sabe lo bueno que es el coche. El comprador, sin embargo, llega a ciegas al mercado: todo la información de la que dispone es el nivel medio de calidad de los coches usados (que Akerlof define como μ) y el precio del vehículo, p. Obviamente, todos los coches de marcas o modelos similares deben ser vendidos a un precio idéntico, p. Si vendemos por debajo del precio de mercado, ya sea un limón o no, estamos enviando señales de que el coche vale menos que el precio de mercado, lo que lleva a los compradores a asumir que es un limón. Sin embargo, también es lógico suponer que, si sabemos que el coche que estamos vendiendo es fiable, vamos a querer obtener más que el precio medio de mercado, debido a que el promedio incluye una parte de limones.
Por lo tanto, dos precios se fijan de forma natural: uno de los limones (digamos 1.000$), y uno para los coches buenos (a veces llamados ‘cerezas’ o ‘ciruelas’), digamos que 2.500$. Por debajo de estos precios, el vendedor no estará dispuesto a vender su vehículo ya que derivaría una mayor utilidad de mantener el coche. Por encima de este precio, preferiría vender. El problema es por tanto que la competencia en el mercado hará que los precios bajen hasta un punto por debajo del cual los vendedores de coches buenos estén dispuestos a vender. Los compradores no estarán dispuestos a pagar 2.500$ sabiendo que hay una probabilidad alta de que lo que están comprando es realmente un limón: necesitan reflejar la prima relacionada con la incertidumbre derivada de la información asimétrica en un precio inferior. El vendedor de limones será capaz de asumir esta caída en el precio, hasta 1.000$, pero los vendedores honestos no lo harán. Con el tiempo, todo lo que queda en el mercado serán limones, y no quedarán ni cerezas ni ciruelas.
El Agile Coach como Limón y Ciruela
Ahora mismo nos encontramos ante un periodo de crecimiento e incorporación de la figura del Agile Coach a las organizaciones. Artículos como este de The Economist están lanzando a la compañías a la búsqueda de figuras que les ayuden a ser más ágiles.
Muchos ven su salvación en el culto de los Post-its® pero no entienden muy bien el precio que tienen que pagar para ello. Eso, unido al boyante mercado de las agencias de recruitment que lo están haciendo genial creando una demanda para consultores más caros (de los que ellos se llevan una comisión de hasta el 25%), está atrayendo a todo tipo de amateurs a un mercado con más demanda que oferta.
Vale la pena mencionar un caso que es paralelo en muchas organizaciones: «Alguien que hasta hace uno o dos años nunca había escuchado hablar de Agile, ahora se ha encontrado con un título de Agile Coach y predica las bondades de métodos que desconoce a diestro y siniestro, provocando en muchas ocasiones más desastres que mejoras, fruto de la iatrogenia.»
El principal problema es que Agile no es una ciencia. No es ingeniería. No requiere demostrar ninguna skill real. Todo lo que al Agile Coach dice compila y se pone en producción porque no está basado en ningún tipo de prueba, sino que se puede poner en producción inmediatamente.
Una prueba del avance hacia la madurez
A pesar de que ahora podría poner el grito en el cielo por el intrusismos, no lo voy a hacer. Entiendo y respeto a los intrusos porque yo fui uno hace muchos años. Nadie nace siendo el experto, y el mismo que hoy adora Lean, sin entender que los principios de manufactura no aplican bien al conocimiento, era yo hace diez años llevando Scrum a las empresas.
De hecho, es todo lo contrario; un símbolo del avance hacia la madurez. Todo el que entienda mínimamente los principios de los sistemas complejos y la teoría de juegos, sabe que para que el sistema gane globalmente, tiene que haber perdedores individuales. A la larga, todo mejora para todos pero empeora para unos pocos. A costa de los frágiles.
Todos estos oportunistas no sólo están contribuyendo a reducir la asimetría de la información prodigando las bondades del buen coach sino que haciéndolo, están contribuyendo a desarrollar un sector más fuerte. Dicho de otra manera, están ayudando a cavar su propio final.
Aunque esto no es nuevo. Ya lo he vivido en Reino Unido, Irlanda y Alemania. En algún momento, pronto, habrá una contracción del mercado que dejará fuera a un 30% o 40% de los limones, causa de la reducción de la asimetría de la información que ellos mismos habrán creado. Eso dejará a muchos que hoy forman parte del 10% más rico -Agile Coaches con sueldos y tarifas que han dependido más de una casualidad que de su propio desempeño- en una situación personal terrible, plagada de inseguridades y sin posibilidad de introducirse de nuevo en mercado. Algunos de ellos emigraran y empezarán de nuevo; otros simplemente buscaran el nuevo dorado. De hecho, muchos ya lo están haciendo.
Lo interesante del mercado de limones es que no es perfecto, y las organizaciones no son idiotas aunque a veces lo pensemos. En una economía de libre mercado, competir no sólo es fundamental, sino que es obligatorio. Todas las organizaciones que no sean capaces de adaptarse, ya sea usando Agile u cualquier otra cosa, están destinadas a engordar la mejora del sistema con su muerte.
Este es el planteamiento de antifragilidad de Nicholas Nassim Taleb en su libro Antifrágil: Las cosas que se benefician del desorden. Una lectura de verano fantástica para sentar las bases prácticas y entender todo lo que promulgan Snowden en su Cynefin.
Agile, por más que me pese, no es más que otra puntilla más en el capitalismo enfurecido, y se rige por sus mismos principios. A todos aquellos que se quejan del intrusismo, les auguro un mal futuro. Todo el tiempo que pierden mirando a los intrusos son oportunidades perdidas para convertirse en mejores profesionales. Ciruelas.
El que no lo haga está irremediablemente condenado a convertirse tarde o temprano en un limón.
Joserra dice
Agile is a lemon and i want my money back :)
https://www.youtube.com/watch?v=A5VdQREI-vE
Jerónimo Palacios Vela dice
Jajajajajjajajaja
Joserra dice
Agile is a lemon and i want my money back :)
https://www.youtube.com/watch?v=A5VdQREI-vE
Jerónimo Palacios Vela dice
Jajajajajjajajaja
Antonio Martel dice
Es curioso como he llegado aquí: Un tweet de Joan Tubau > un pdf de The Economists > Googlear sobre El Mercado de los limones en español > tu post sobre Agilidad (google me conoce más de lo que pensaba).
Yo añadiría que este mercado de limones es donde florecen muchas consultoras y mantiene bajo el salario de los buenos profesionales. Por qué un cliente va a pagar a una consultora por encima del precio/hora estándar para la provincia? Total, probablemente sea un limón más. La empresa desarrolladora no tiene incentivos para hacer las cosas bien o para ser franca en su trato con el cliente. Algunas lo intentan, pero la van a medir con el mismo rasero que a las demás.
Antonio Martel dice
Es curioso como he llegado aquí: Un tweet de Joan Tubau > un pdf de The Economists > Googlear sobre El Mercado de los limones en español > tu post sobre Agilidad (google me conoce más de lo que pensaba).
Yo añadiría que este mercado de limones es donde florecen muchas consultoras y mantiene bajo el salario de los buenos profesionales. Por qué un cliente va a pagar a una consultora por encima del precio/hora estándar para la provincia? Total, probablemente sea un limón más. La empresa desarrolladora no tiene incentivos para hacer las cosas bien o para ser franca en su trato con el cliente. Algunas lo intentan, pero la van a medir con el mismo rasero que a las demás.