Llevo unos tres años trabajando con SCRUM y durante ese tiempo he implementado la metodología en 12 empresas. Creo que es un buen número para empezar a tener un poco de idea de qué va esto. La cuestión es que, de un tiempo a esta parte, me encuentro con empresas que ya han implementado Scrum y que tienen multitud de problemas para llevarlo a cabo.
Cuando viajo a la empresa para conocer cuales son su métodos, descubro que aquello a lo que llaman Scrum tiene una cierta similitud con el framework pero se aleja mucho de ser real. Eso hace que Scrum tenga mala reputación. Y eso hará que dentro de tres años, Kanban tenga mala reputación.
En este último año, ya son tres las empresas que suponían Scrum implantado y con las que llevo meses haciendo Agile Coaching para cambiar la realidad de los desarrollos.
Algunas de las razones que convierten una implementación de Scrum en una mala implementación son:
Malos equipos. No es la más habitual, pero a veces ocurre. Yo nunca me he encontrado con esta. Todos los equipos con los que he trabajado estaban formados por buenos profesionales que necesitaban una pequeña guía y encontrar su camino por sí mismos.
Mala empresa. Cuando implementas Scrum, no sólo tienes que cambiar la cultura de los programadores, sino también la cultura de los que se relacionan con ellos. Si no lo haces, en pocos meses tendrás unos programadores aún más presionados que no creerán en nada de lo que les cuentas.
Poco conocimiento. Se ha convertido en un habitual el implantar Scrum haciendo un curso de tres, dos o incluso un día. Realizar una certificación CSM y pretender extenderlo todo a todas las áreas de la empresa es posible, pero difícil. Hay que tener ganas y estómago. Hace falta un apoyo, externo o no, y un trabajo de acompañamiento hasta que el método empieza a estar maduro. Por desgracia, hay algunos consultores que pretenden implantar Scrum como quien implanta monitores, mediante un curso de tres dias y a volar. Scrum requiere de al menos 8 sprints para comenzar a interiorizar.
Deuda técnica. Esta es la más habitual. Pretender trabajar de otra manera arrastrando todo lo que hemos hecho mal antes es la mejor manera de convertir una buena implementación de Scrum en un desastre. Se puede solucionar, pero hay que saber y hacer.
No tener ganas de cambio. En casi todas las implementaciones que he hecho de Scrum, es necesario un proceso previo de gestión del cambio y un proceso posterior de acompañamiento (coaching) del equipo. Hay equipos que están bien cómo están y no quieren cambiar (los menos). Hay equipos que están mal cómo están y tienen miedo de ir a peor (los más).
Implementar Scrum es cómo hacer un buen cocido. Necesitamos poner los garbanzos en remojo un tiempo antes, luego cocinar lentamente y posteriormente emplatar adecuadamente. Obviamente puedes comprar un cocido preparado, pero hacer scrum fast-food es la práctica menos recomendable de todas.
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