Tal y cómo se vende hoy, la productividad parece el remedio a todos los males, incluida la crisis, y puede ser el factor que impulse a muchos paises, como España, con una competitividad bajísima, a salir de la recesión y superar la crisis. ¿Cómo puedes descubrir tu potencial en productividad?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que somos productivos per se. La medición de la productividad no podría tener lugar si no fuera por comparación. ¿Cual es el factor determinante en la comparación de la productividad?
Un ama de casa es productiva si se encarga de realizar todas sus tareas diarias y mantener su casa. De la misma manera, un ejecutivo es productivo si se encarga de hacer todas sus funciones y mantener al día todas las competencias de la que es responsable. Es realmente difícil medir en términos de horas, coste o éxito el grado productivo de dos personas y profesiones tan distintas.
Aún así, si queremos homogeneizar los hipotéticos resultados de un estudio que midiera perfiles tan variables, tendríamos que utilizar otros medidores normalizados, es decir, que de un mismo vistazo, supiéramos que la información que tenemos es fiable y se puede aplicar igual a todos los perfiles objeto del estudio.
Éstos tres medidores son:
- La eficacia mide el grado de consecución de un objetivo. Si tengo que criar 10 pollos de granja y al final de un tiempo determinado, todos los pollos están sanos y listos para el consumo, entonces podríamos decir que he alcanzado una eficacia del 100%.
- La eficiencia mide el grado de consecución de un objetivo con respecto al coste de recursos del mismo. Es decir, si además de criar los 10 pollos, hemos gastado la cantidad óptima de alimento y otras materias primas necesarias para hacerlo, podemos asegurar que la consecución del objetivo además, ha sido eficiente.
- Por último, la efectividad incluye un factor positivo o negativo con el entorno, el de la ecología. Es decir, además de criar 10 pollos y alimentarlos de forma eficiente, lo hemos hecho con alimento biológico y no hemos hecho daño al entorno. Podríamos decir que el “karma” influye en la medición.
En ocasiones, la productividad no tiene en cuenta todas estas variables, y como muestra un botón(**).
Javier tiene una plaza como funcionario en la administración pública andaluza, donde tiene asignado un puesto con competencias de técnico. Javier, en su afán de mejora diaria y de hacer su trabajo mejor, decidió iniciarse en la productividad: Lo primero que hizo fue ordenar y mantener su mesa llena de papeles, así como su bandeja de correo electrónico a cero durante todo el día. En este punto Javier se encontraba O.K.
Javier siguió leyendo y leyendo sobre productividad, y decidió comenzar a realizar otros cambios productivos en su vida, como levantarse muy pronto y enfocarse en un orden absoluto que incluso podría calificarse de manía. Pronto empezó a decir a sus compañeros como debían comportarse, así como a su mujer e hijos, e impuso un estricto orden de productividad en casa que favoreció que todos hicieran muchas más cosas en menos tiempo. En este punto Javier se encontraba O.K., su fuerza y energía vital disminuyó un poco y su entorno, aunque receloso, se encontraba O.K.
Decidió hacer todavía más cambios en su vida, y comenzó a enfocar su energía en otros aspectos, sobre todo los relacionados con su entorno: Adoctrinaba sobre la productividad, reñía a sus niños si introducían algún cambio en la agenda de tareas programada, y cuando consiguió un ascenso gracias a su excelente productividad, se convirtió en los que muchos denominaron el pequeño dictador. Javier tenía que imponer sus normas. En éste momento Javier ya no se encontraba tan O.K., su entropía energética con el exterior había aumentado mucho y su entorno había comenzado a rechazarlo.
Quizás la primera conclusión a la que podemos llegar, es que Javier se excedió en lo que a sus labores le correspondía y no supo calibrar donde se encontraba situado en el mundo, aunque si rascamos un poco más, veremos como muchas veces nuestro propio afán por hacer las cosas mejor, influye negativamente en nuestro entorno.
Cuando somos dueños de la verdad, y las personas empiezan a sentir que estamos por encima del bien y del mal, entonces debemos plantearnos no sólo si somos eficaces o eficientes, sino también si estamos siendo efectivos.
* Nota sobre la efectividad: Ésta definición es una interpretación de la efectividad, que yo considero y asumo como la correcta. Aunque recomiendo ir a Google o a la Wikipedia y sacar conclusiones propias
** Nota sobre Javier: El caso expuesto es un caso real, que tengo autorización a reproducir por el sujeto protagonista de la historia
Deja una respuesta