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gestión de equipos

Aprovecha más las formaciones si son en equipo

A lo largo de los años he tenido la suerte de formar parte de varios equipos geniales repletos de profesionales. También he tenido suerte de conocer distintos tipos de persona, con formas de pensar y reaccionar muy distintas. Seguro que estás pensando que no he tenido ninguna mala experiencia porque solo hablo de forma positiva, no es así, las he tenido, pero me han servido para aprender de ellas. Y de lo que más he podido aprender y disfrutar es de las formaciones en equipo.

Cuando hablamos de Scrum, siempre hablamos de sistemas complejos. Un equipo es un sistema complejo y cuantos más componentes, más complejo es. De esto habla mucho mi compañero Alberto Serrano en los cursos de Management 3.0. Gracias a toda esta información cada vez disfruto más cuando trabajo en equipo.

Trabajar en equipo cuesta tiempo y esfuerzo

Cuando un equipo es nuevo, se ha formado hace poco o se han añadido nuevos miembros, no es un equipo. Es un grupo de personas que intenta trabajar de forma conjunta. Hay ciertos elementos que se consiguen con la experiencia conjunta, conocimiento y confianza en tus compañeros. La velocidad de que el grupo pase a ser un equipo dependerá de la capacidad y disponibilidad de los integrantes para compartir, confiar y adaptarse.

Hay muchas variables que pueden complicar más el avance. No es lo mismo que todos sean nuevos a que solo alguno lo sea. En la segunda opción es más complicado conseguir que el equipo sea homogéneo. Ya existen relaciones personales y experiencias previas que el nuevo miembro no conocerá. He estado varias veces en esa posición y no es la más cómoda la verdad. En estos casos lo mejor es que el resto del grupo se vuelque en esta persona al menos los primeros días y se hagan puestas en común, ya sea de trabajo, ideas o alguna dinámica para hacer equipo. Hay mucha inspiración en la red. También es una carta de presentación del nuevo miembro.

 

Formación en equipo

En el mundo del software, o sigues al día en cuanto a conocimientos y te reciclas constantemente, o estas perdido. Muchas de las personas con las que he podido trabajar tienen curiosidad y ganas de seguir aprendiendo. Esto hace que muchos se muevan para conseguir formaciones o se las busquen de forma personal. Pero la magia de trabajar en un equipo de verdad, viene cuando esas formaciones se miran para hacer en conjunto.

Cuando asistes a una formación de la que vayas a servirte para tu día a día, es importante llevarte toda la información necesaria, pero si trabajas en un equipo, es mucho más importante saber transmitir la información al resto de miembros. No hablo de charlas y conferencias, sino de formaciones de al menos 5 o 6 horas que permiten profundizar en un tema específico. Cuantas más horas de  formación, mas difícil es que una sola persona se lleve toda la información y los puntos importantes al día a día.

Trabajo en equipo

He probado los dos tipos de formación. Está claro que si tengo que especializarme en algo porque quiero un cambio personal, no voy a implicar a nadie más. Pero si se que algún miembro de mi equipo o todo el grupo puede beneficiarse de esta formación siempre la ofreceré. Para mi ha sido una de las mejores experiencias que he vivido en equipo porque te permite aprender y debatir haciendo los conocimientos mucho más sólidos en tu mente.

Equipos de alto rendimiento

Una de las suertes de trabajar en empresas punteras que apuestan por el desarrollo de sus equipos a largo plazo, son las formaciones de soft skills. No se trata de productividad y velocidad como muchas personas entienden de primeras. Este tipo de formación se centra en las habilidades sociales, comunicativas y participativas dentro de un grupo de personas. De esta manera se consigue ganar confianza y conocimiento del resto de compañeros para así llegar a la mejor toma de decisiones y el trabajo más coordinado posible.

Este tipo de desarrollos dentro de un grupo de personas, no solo se consiguen con formaciones específicas para ello. Muchos equipos mejoran estas habilidades a base de dinámicas constantes con todos los miembros del equipo. La expresión “hacer piña”, que me hace bastante gracia, quiere decir precisamente esto, sincronizar nuestra mentalidad, poder ser capaces de hablar de lo que sea sin ofendernos u ofender a otro miembro del equipo. También ser capaces de pedir perdón y de perdonar en caso necesario.

Scrum y Kanban para el trabajo en equipo

Lo bueno de usar Scrum o Kanban es que refuerza la inercia de equipo. Todas sus prácticas requieren mejora de la comunicación, sincronización, confianza…etc. Lo malo es que también es un detector de personas incapaces de trabajar en equipo.

Si eres de los preocupados por que su equipo es difícil a la hora de “hacer piña”, te recomiendo dinámicas de Team Building cada cierto tiempo. Hay empresas que se dedican expresamente a esto. Puedes organizar pequeñas formaciones de unos miembros a otros, o la asistencia de varios a una misma formación. Y como te comentaba al principio del artículo, puedes hacer alguna de nuestras formaciones de Management 3.0 donde aprenderás cuales son las mejores prácticas sociales para el desarrollo de una empresa y sus equipos desde el punto de vista de las personas y no los recursos. Todas estas prácticas de forma normalizada construyen un equipo más robusto, más participativo y más unido.

No todo es cuestión de cultura, pero juega un papel muy importante

Antes de saber lo que significaba Agile, no existía para mí y mi entorno la parte cultural de una empresa. Las cosas eran así, sin más. Entrabas en una empresa y te adaptabas a su forma de hacer, estuvieras más o menos de acuerdo. Las cosas cambian, evolucionan, e igual que el trabajo mecánico ha cambiado por el trabajo del conocimiento, cada vez más, hablamos de cultura. Cultura de empresa como conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social. Ahora, no solo cambiamos de trabajo porque nos guste más el puesto o porque el salario es más alto. Ahora también nos importa el pensamiento global de la empresa, por qué hacen lo que hacen. Y el más importante: por qué me gustaría que funcionara con mi aportación.

Desde que trabajo como Scrum Master, las entrevistas a las que he asistido siempre me han parecido bastante atípicas. Venía de trabajar en equipos de desarrollo de software y el conocimiento técnico siempre es mucho más importante que tus capacidades sociales, organizativas e interpersonales. Las preguntas eran más personales, quieren saber cómo reaccionarías, cómo entiendes algunas respuestas de personas, cómo conseguirías ayudar a otros. La principal diferencia entre un trabajo visible a uno invisible.

Cuando estaba decidida a buscar algo distinto y estaba en varios procesos de entrevistas, me contactó Alberto Serrano, con quién había trabajado antes de que se uniera a Jerónimo Palacios & Associates. Fue un mensaje: “Tengo que contarte algo que puede interesarte”.

Gestión de expectativas

No sé si llamarlo entrevista. Pero supongo que es lo que fue, porque ellos me contaban lo que necesitaban, no, lo que estaban buscando, tampoco, perdonad… En realidad me contaron lo que estaban haciendo y querían hacer y me preguntaron qué valor podría añadir. Claramente esto es un cambio de cultura muy grande. Los que me conocen, podrán imaginarse mi cara. Para los que no, soy una persona bastante expresiva y mi cara lo refleja todo según lo pienso. Mi expresión pasó de la confusión a la duda, el asombro, la incredulidad, esperanza y por último la felicidad. Felicidad, porque sin siquiera ser parte de ese equipo, ya estaban contando conmigo, confiando en mí y en mi criterio.

Alberto en su conversación con Jero, buscaba información formulando preguntas (creo que es deformación de Agile Coach). Mi respuesta fue quedarme en blanco. Estaba procesando todo lo que ocurría y tardé en responder porque no era, en ningún caso, lo que estaba esperando. Ambos me contaban la cantidad de ideas, propuestas, opciones a las que podría sumarme y… yo estaba, perdonad por la expresión, “alucinando pepinillos”.

La parte de mí que lo esquematiza todo intentaba quedarse con ese “¿qué esperan de mí?”. Pero mi mente creativa ya volaba muy lejos con un sinfín de ideas y cosas molonas que podríamos hacer. Aunque, aún tenía que pasar por un proceso de cambio para entenderlo del todo.

Cambio de cultura, cambio de mentalidad

Existe un proceso de adaptación a la cultura de un nuevo trabajo que cualquier persona y equipo necesita superar. Sobre todo cuando estamos hablando de querer ser el mejor equipo. En cualquier equipo existen una serie de procesos, flujos de trabajo o diferentes formas de hacer las distintas tareas. En mis experiencias previas, esto ya estaba definido, tenían claros los pasos a seguir y simplemente hay que preguntar y adaptarse. Aquí no.

Desde el principio, como contaba mi compañero Alberto en su llegada a la empresa: es un reto personal. Un cambio de mentalidad y un proceso de entendimiento y comprensión de la nueva cultura. A veces estamos confundidos al respecto. Pensamos que el cómo se hacen las cosas es cuestión de lógica cuando no tiene por qué. En muchos sitios ni siquiera se plantea, se da por hecho. Esto se convierte en personas incapaces de innovar y una empresa atascada. Aquí no.

El valor que aportamos

Tenía muchas ganas de demostrar todo lo que quería aportar. Y estaba perdiendo el foco en todo lo que tenía que aprender. Algo que además es necesario para que mis aportaciones sean realmente valiosas para mis compañeros, mi empresa y nuestros clientes.

Recuerdo haberles dicho una frase parecida a “si me comparo con vosotros soy un pececito”. Su respuesta fueron caras de confusión. Ninguno esperaba que me comparara con ellos. Entonces volví a las bases. En un equipo bueno, las personas se complementan. Son capaces de llevar a cabo distintas cosas, pero necesitan al resto para, como equipo, aportar mayor valor.

Personalmente es mi parte creativa la que más voy a aplicar en un principio mientras me formo con los mejores. Voy a retomar mi perfil de Diseño Gráfico. Le daré cariño a la web, campañas de marketing, merchandising… Lo mejor de todo es que no existe un puesto definido. Seguiré siendo Scrum Master en los clientes a quienes vayamos a acompañar, pero también voy a dar apoyo a todos mis compañeros en sus formaciones. La empresa va creciendo y hay que mimarla así que todos tenemos que darle lo que necesita.

Esto es solo el principio

Lo bueno que tiene trabajar con personas que creen en las personas y llevan el agilismo en las venas, es que todos los días aprendes algo de cada uno de ellos. Ya no solo por la experiencia profesional que puedan tener, sino porque ves distintas formas de pensar para llegar al mismo punto. El equipo hace que el cambio de cultura y mentalidad sea más fácil. Nadie da por hecho que sepas de todo ni que tenga que ser así. Eso crea un ambiente mucho más seguro a la hora de proponer y probar.

Mi experiencia a día de hoy es totalmente positiva, cada paso es emocionante. Tengo mucho que estudiar y hay mucho trabajo que hacer pero no me agobia. Me parece algo bonito, verlo crecer, crear algo juntos de lo que estar orgullosos. Y aunque la cultura que tenemos es muy distinta a todo lo que he vivido antes. Es cuestión de adaptarse poco a poco porque el equipo te ayuda. Prometo escribir más adelante para contaros si mi experiencia sigue por el mismo camino.

Coaching y Empowerment

El coaching es un término surgido del mundo del deporte. Consiste en trabajar conjuntamente con una persona con el fin de conseguir un objetivo. Normalmente se da entre personas de distinta experiencia laboral y personal, de forma que la(s) experiencia(s) de uno puedan ayudar al otro. Inicialmente, los coachers eran los entrenadores de deportistas de alto rendimiento.

Posteriormente, este término se traslada a la empresa. Con las mismas connotaciones. Un senior con experiencia hace coaching a una persona con menos experiencia, con el objetivo de ayudarle a identificar sus fortalezas/debilidades, y ayudarle a clarificar sus objetivos.

[Leer más…] acerca de Coaching y Empowerment

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